'Las sociedades alienígenas no se manifiestan ni dan señales de vida. Es la llamada paradoja de Fermi'
¿Por qué si existen miles de millones de estrellas con potencial para albergar planetas en los que se haya podido dar vida inteligente no hemos contactado con ningún rastro de ella? Con la probabilidad estadística en la mano, definida por la ecuación de Drake, formulado que estima el número de civilizaciones en nuestra galaxia susceptibles de emitir ondas de radio, contactar con una civilización extraterrestre debería de ser más fácil que encontrar aparcamiento en el centro. Sin embargo estas sociedades alienígenas no se manifiestan ni dan señales de vida. Es la llamada paradoja de Fermi, conocida así por surgir en una conversación informal entre físico Enrico Fermi con otros científicos de su centro de investigaciones.
Más la ciencia ficción en su afán lúdico pero también especulativo y haciendo caso omiso de todo ello, basa buena parte de su imaginario y argumento en la existencia de seres extraterrestres, inteligentes o no, que interactúan de diversas formas con la humanidad.
Desde invasores ( La Guerra de los mundos, de H.G. Wells) a salvadores (Ultimátum a la Tierra basada en el relato de Harry Bates) de la raza humana, hasta incluso víctimas de esta (Avatar de James Cameron). Hay también obras de ciencia ficción basadas en mundos extraterrestres sin ninguna conexión directa con la humanidad como Star Wars. En MIB los extraterrestres conviven secretamente con nosotros, en Alien nos devoran, en ET buscan regresar a su mundo y en Independece Day quieren el nuestro para ellos, para no ser menos que los de la serie de los 80 ‘V’. Hay aliens como Alf o Roger en ‘American Dad’ que conviven con familias de clase media, o se recluyen en guetos como en Distrito 9. En Contact , Encuentros en la Tercera Fase,o Señales, mandan mensajes con diversas intenciones, en Star Trek hacen política a nivel galáctico o en Starship Troopers sirven de blanco repetitivo para aguerridos soldados espaciales.
En resumen, la ciencia ficción no sería la misma sin ellos, así que poco importa si llegamos a contactarlos en el mundo real, pues forman ya parte de nuestros sueños… o peores pesadillas.