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Pedro Embid Borao

Cuentos cuánticos: 'Entrelazamiento'


-Papá, hoy me ha pasado una cosa muy extraña.

Era la hora de levantarme y mi padre, a pesar de que ya tengo 12 años, había venido como cada día a asegurarse de que había oído la musiquilla que tengo configurada como despertador. Pero aunque seguía en la cama, yo llevaba ya un buen rato despierto: un sueño un poco angustioso me había desvelado y mi mente iba una y otra vez al contenido del sueño, sin poder volver a dormirme.

Finalmente me había levantado y había ido al salón para continuar con el libro que estaba leyendo (una historia muy extraña basada en fenómenos cuánticos) y así despejar mi cabeza de esos pensamientos. Al poco rato ya me estaba quedando de nuevo dormido, así que había cerrado el libro, apagado la luz y vuelto a la cama.

-Y ¿sabes? no ha sido más que poner la cabeza en la almohada y los pensamientos han vuelto a mi cabeza, tal y como los había dejado.

Mi padre se rió (mi padre se ríe mucho. A veces no sé si conmigo, o de mi).

-Suele pasar -dijo sentándose en mi cama-. Al volver al mismo estado en que estabas anteriormente, has recordado el sueño.

-No, no... era más bien como si el sueño, los pensamientos que estaba teniendo, estuvieran físicamente ahí, encima de la almohada -dije sin levantar la mirada-, y al volver a poner mi cabeza encima lo que he hecho es volver a tenerlos al alcance de mi mente.

Ahora sí que le miré. Mi padre frunció un poco el ceño. Esto es algo que también hace mucho. Me pone un poco nervioso que lo haga, pero ¿qué puedo hacer? En realidad creo que es porque nunca sé realmente lo que está pensando.

-Es una hipótesis muy original -dijo finalmente-. Y ya no dijo nada más. Mi padre es profesor de física, y no es muy amigo de “especulaciones sin fundamento”, como él dice. Pero yo no me arrugo fácilmente.

-¿Sabes por qué pienso eso? Porque muchas veces, cuando me despierto, recuerdo vagamente lo que estaba soñando. Es como un recuerdo lejano, como algo muy difuso. Pero si logro pillar un retazo del sueño, por pequeño que sea, puedo ir tirando del hilo y recordarlo completamente.

-¿Y? -dijo mi padre, intentando buscar la relación con lo que estábamos hablando.

-Pues que cuando estoy intentando recordar el sueño, basta con que me dé la vuelta porque me cansa la postura en que me he despertado, para que pierda totalmente el hilo. De repente, es imposible recordar el sueño. ¡Pero si vuelvo a ponerme como estaba, el recuerdo vuelve!

-¿Estás seguro de que es así? -dijo escéptico mi padre-. A mi también me pasa que si me muevo, quizá por dejar de estar concentrado en el recuerdo, tengo más dificultades para recordar el sueño. Pero eso de que al volver a ponerte como estabas, recuerdes de nuevo el sueño...

-¿Sabes? -dije, pasando olímpicamente de sus reticencias-, yo creo que la información, los pensamientos, tienen una base física. Cuando pensamos en algo, o cuando soñamos, conectamos con información relacionada o relevante, y ...

-¿Qué quieres decir con “conectamos”? -me interrumpió mi padre bruscamente-. ¿De qué estás hablando?

-De entrelazamiento cuántico .

Lo solté, sin pensarlo mucho. Acababa de leer lo que era, y era una forma de demostrar mis conocimientos. Mi padre, cuando hago cosas así, lo llama pedantería. Y otras cosas.

-Bueno, el entrelazamiento no es exactamente eso...

Me cabrea. Siempre rechaza mis ideas. Nunca está abierto a nuevas posibilidades. Es como si le molestase que no se le hubiera ocurrido a él.

-Pero papá, ¿por qué eres tan negativo?

-Quizá tengo complejo de electrón.

Y luego el pedante soy yo. Le seguí la broma:

-Pues intenta comportarte algunas veces como un positrón -dije sonriendo.

-De acuerdo -respondió levantando las manos, como pidiendo un tiempo muerto- ¿y qué tipo de base material crees que tienen los pensamientos, los sueños o la información en general? ¿Dónde reside?

-En los neutrinos , sin duda.

Aquí también fui rápido. Los neutrinos siempre me han fascinado. Son una partículas diminutas que llenan todo el universo y que atraviesan sin problema cualquier tipo de materia, nuestros cuerpos incluídos. Además pueden tener diferentes estados. ¡Ideal para para almacenar y transportar la información!

Mi padre, llegados a este punto, tiró ya la toalla. Miró la hora, y cariñosamente, pero inflexible, me recordó que tenía que levantarme.

Pero yo no había acabado.

-Papá...

-Dime hijo -respondió con paciencia.

-¿Has oído hablar de cómo surgió la canción Yesterday, de los Beatles? -hice una pequeña pausa, para darle importancia a la siguiente frase, y la pronuncié lentamente preparado para descifrar su reacción-. Paul McCartney dice que soñó la melodía y que al despertar solo tuvo que escribirla.

-Si, algo he oído -vaya, no le había sorprendido-. También que antes de publicarla buscó concienzudamente si la melodía ya existía, porque le parecía más razonable que su inconsciente hubiera recordado una melodía ya oída, a que la melodía hubiera surgido espontáneamente... como de la nada.

Me quedé callado unos segundos, sin atreverme a seguir.

-¿A dónde quieres llegar? -dijo mi padre. Aunque ví en el brillo de sus ojos que ya lo intuía.

-Me preguntaba si existe alguna posibilidad de que todo esto que hemos hablado, pueda ser cierto; que los pensamientos, los sueños, las ideas, surjan de alguna parte. Como la melodía de los Beatles -dije con intención.

Dudé un momento, pero decidí llegar hasta el final.

-Me refiero a alguna parte, del “exterior”, no de nuestro cerebro. ¿Crees que es posible?

Mi padre esbozó una media sonrisa, que yo conozco muy bien, mientras me miraba fijamente. Antes de que pudiera abrir la boca, dije rápidamente:

-¿O crees que todo esto no es más que un montón de tonterías?

Esta vez la sonrisa fue completa, y ambos nos echamos, a la vez, a reír a carcajadas.


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