Esta es la historia de Andrés y Bruno. Andrés y Bruno son vecinos, los dos viven en un adosado en las afueras, y los dos tienen un garaje en la planta baja con un modesto coche utilitario. Ambos acuden cada día a un trabajo de vendedor para una empresa de productos de limpieza con un salario que está en la media del país.
Andrés poseía hace unos años una inmensa mansión con más de 20 habitaciones, y tres plantas, gimnasio, sauna, jacuzzi, jardines y por supuesto servicio doméstico. Conducía un flamante deportivo y ganaba con su empresa en un año lo que la inmensa mayoría de los trabajadores del país en toda su vida. Pero las cosas fueron de mal en peor, tuvo que vender su empresa y su mansión y automóvil fueron embargados. Sabiendo de su situación y por caridad de algunos familiares le pudieron dar para la entrada de un adosado. Un amigo le regaló un pequeño coche utilitario de segunda mano que no utilizaba. Tuvo suerte de que un antiguo conocido le ofreciese un modesto trabajo de vendedor en su empresa de productos de limpieza con el que poder al menos vivir pagar sus gastos. Andrés se sentía triste por el final de su historia.
Hace unos años Bruno vivía en una chabola debajo de un puente. Con una destartalada bicicleta , único medio de trasporte del que disponía, se acercaba cada día al centro para tocar la guitarra en una plaza, obteniendo al final de la jornada unas cuantas monedas que le echaban los viandantes que solo le daban para malvivir. Pero las cosas fueron mejor para Bruno. Sabiendo de su situación y por caridad de algunos familiares le pudieron dar para la entrada de un adosado. Un amigo le regaló un pequeño coche utilitario de segunda mano que no utilizaba. Tuvo suerte de que un antiguo conocido le ofreciese un modesto trabajo de vendedor en su empresa de productos de limpieza con el que poder al menos vivir pagar sus gastos. Bruno se sentía feliz por el final de su historia.