El nihilista se revolvía incómodo en el diván de la psicóloga. Es lo malo de ser enviado mediante los monitores psicosociales implantados en su corteza cerebral. Podía pensar lo que quisiera, pero si se detectaban patrones repetitivos de esquemas no aprobados, lo mandarían, como en este instante, a Psicolog-IA. Psicolog-IA no era como las demás IA autorreguladas y ultra eficientes. Ella era una IA planetaria, con millones de casos tratados en todo el mundo, interconectados a través de miles de servidores a nivel global, pero su programación era maravillosa: no buscaba una solución ideal teóricamente, sino que se ajustaba a la realidad del paciente en forma empática. Así, su ayuda sería más personal. Incluso las terminales que actuaban como terapeutas, tenían el aspecto más humano posible. Aún así, el nihilista se sentía intimidado. ¿Le harían una lobotomía? En todo caso, éste era el único lugar donde podría hablar lo que pensaba, y lo aprovechó. -Verá, doctora (la costumbre, pensó agriamente), el ser humano es un virus mortal. - ¿Por qué lo dice? Alzando los ojos y las manos al cielo, el nihilista, que también era ecologista, le espetó: "Porque donde quiera que el ser humano se para, acaba con la Naturaleza, ¿No es obvio? Mire: Europa, hace unos siglos, era bosque de un extremo a otro, Latinoamérica tenía los ecosistemas más diversos del mundo. Indonesia era un vergel. La Antártida es un chiste, con sus costas a temperaturas tropicales y enormes montañas de hielo en el centro... ¡Todo lo ha causado la mal llamada humanidad! ¿No me cree? Revise sus archivos de Malthus y otros pensadores que sabían que los humanos acabaríamos con el planeta... Si pudiera, acabaría con todos los humanos, para salvar al planeta... - ¿No es eso algo extremo, señor N? - En absoluto... Usted, a fin de cuentas, puede calcular cosas al instante, ¿no? Pues deduzca qué se acabará primero, la vida humana o la no humana? -Bueno, las tendencias varían a lo largo del tiempo... Con los datos actuales, se acabaría primero la vida no humana, pero... - ¡Nada de peros! - exclamó exultante el nihilista de pie sobre el diván - ¡Me ha dado usted la razón! ¿Qué es lo que una máquina lógica y perfecta como usted decidiría que es la solución? ¿Cómo puede...? ¡BANG! La falange mecánica de la interfaz humanoide de Psicolog-IA perforó la cabeza del nihilista y se clavó en la pared. La interfaz se incorporó a recoger la parte expulsada, mientras subía a la red los detalles del caso, el problema central y la solución ideal que había aplicado.